Que la música o una canción le guste a una persona o no le guste es subjetivo, depende del momento, de las costumbres y de otras muchas cosas, objetivamente es imposible decir que es buena música o buena canción. No hay música o canción tan mala que no contenga para alguien algo bueno.
A la música o la canción, igual que una pintura, escultura, etc., podemos decir que se considera arte pero no olvidemos que va añadido al trabajo del autor por tanto la objetividad no existe en el arte, ya que este es por naturaleza subjetivo, sea la que sea siempre contendrá algo bueno para alguien dependiendo la conexión que tenga con ella cada persona.
La música y la canción casi nunca se componen por casualidad, sino que se hace siempre para un fin. A la música y a la canción no hay manera de medirla.
Así que, si entramos en la maraña de pensar si es buena o mala música o canción, podríamos quizás pensar en términos de qué tan trascendente puede llegar a ser. Y en esto no hay absolutos.
¿Por qué digo trascendencia? Porque tiene que ver con que el autor encontró valores estéticos más amplios, quizás universales, que pudieron ser comprendidos a través de los siglos.
Si nos acercamos a nuestra vida podemos decir que:
La buena música o canción es aquella que te llega al corazón, te hace vibrar el alma y te conecta con lo más profundo de tu ser.
Simplificando, es la música o canción la que te hace sentir a lo largo de tu vida.
Si la música va unida a una letra, la canción puede llegar a ser un maestro de la vida.
¿Sabías que durante gran parte de su vida Nietzsche, el filósofo autor de 'Así habló Zaratustra', prefirió la música a la filosofía como la mejor manera de comunicarse con el mundo?, decía que la vida sin la música es sencillamente un error, una fatiga, un exilio. Era el año 1877, en septiembre, tenía 33 años, le quedaban 23 años para morir.
La buena música o canción no es efímera; permanece por décadas o quizás siglos